miércoles, 10 de octubre de 2012

LA SANACIÓN CRÍSTICA DE MARÍA MAGDALENA


La Sanación Crística de María Magdalena un es camino, un proceso de transformación y crecimiento interior femenino que supone su liberación atendiendo a la Energía Cósmica Intemporal del Principio Femenino, encarnado en nuestro Plano Físico de cuatro dimensiones a través de las representaciones de la diosa y, más especialmente, en la figura de la Esposa Sagrada de Jesús de Nazaret, el Maestro de Galilea, María de Betania o de Magdala. 

Toda mujer lleva en su esencia interna el Principio femenino de la diosa, la energía complementaria Yin que debe fluir en libertad con la energía masculina Yang para que el equilibrio cósmico se mantenga. Pero milenios de Patriarcado han conseguido ocultar, que no eliminar, el poder energético de la mujer, evitando, eso sí, que esa energía femenina, espiritual y sagrada, pueda fluir libre en nuestro mundo. Con ello, el Planeta ha perdido una gran parte del equilibrio energético, ha enfermado espiritualmente y ha impedido que la Mujer se desarrolle en absoluta libertad en sus cuatro estados: hija, hermana, esposa y madre.

El Maestro de Galilea, Jesús, nos mostró que, para unirse carnal, emocional y espiritualmente con María, la que sería su esposa sagrada, debía primero liberarla de una carga de Oscuridad. No significa que el hombre deba sanar a la mujer, todo lo contrario, la Mujer siempre ha sido y es maestra y sanadora, energía espiritual hermosa; pero Jesús fue un Ser especial, para muchos Dios, para otros un auténtico Iluminado; en todo caso, un ser pleno de Luz, pleno de Amor, pleno de Energía Cósmica, sólo que, en este plano, al encarnarse hombre, tenía que fundirse con la energía femenina/Yin de su esposa. Y para ello, para que la Luz se fundiera con la Luz, tenía María que pasar el Camino de la Iluminación/Sanación; que nos ha llegado históricamente como el episodio evangélico de la expulsión de los siete demonios.

No fue un exorcismo de posesión, como se podría entender a priori, sino que Jesús hizo salir la Oscuridad en un proceso de sanación a través de los Siete Escalones Emocionales, haciendo fluir al exterior la energía oscura que ocultaba la auténtica esencia femenina y humana de María. Una vez la Oscuridad hubo dejado la esencia de María, Jesús hizo entrar la Luz en su esposa y de esta manera, María quedó absolutamente sanada, para siempre, porque donde hay Luz no puede haber Oscuridad.

El Maestro Jesús nos lego este acto de Amor sagrado esponsal para que todas las mujeres pudieran liberarse, sanarse, transformarse de la oscuridad a la luz, y con ello, liberar a sus esposos y también al Mundo.

La Sanación Crística de María Magdalena fue vivenciada en el cristianismo primitivo hasta el siglo IV, en el que la Iglesia de Cristo se transformó en la continuación del Imperio Romano, en la Iglesia oficial de Roma. Aunque, hay que reconocerlo, esta Sanación sólo estuvo generalizada en los primeros años del cristianismo primitivo, oculto en muchas de las sectas existentes, porque ya desde los primeros años después del Ascenso del Maestro, los hombres ocultaron esta práctica espiritual, ya que suponía la primacía de la Mujer al ser la portadora del Secreto Mesiánico, y la portadora de la Enseñanza Espiritual Crística.

Durante dos mil años, esta enseñanza sanadora, este camino de espiritualidad ha continuado vivo, oculto de los ojos de la Iglesia, de la Sociedad, de las mujeres y los hombres. Se ha ocultado en mitos, leyendas, imágenes, cultos… Todos ellos referidos a la diosa, a las diosas/vírgenes negras, al Principio Femenino, bien camuflado para no ser descubierto y perseguido, de nuevo.

La Sanación Crística de María Magdalena es su legado, como esposa, madre, hermana. Un legado para que la mujer de hoy pueda vivenciar la transformación holística que supone rencontrarse con su esencia, la liberación que se produce al unirse con la diosa, al hacer explotar la energía mágica y hermosa del Amor.


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